Javier Arriagada Torrealba

En el silencioso y eterno abrazo del mar nací, en la playa llamada Punta de Tralca en el litoral central, cercana a la Isla Negra de nuestro poeta. Desde temprana edad, comprendí que ese horizonte azul siempre estaría ligado a mi vida. Cada mañana, mis pies se mojaban y recorría por horas la playa de punta a punta, o simplemente observaba, tratando de descifrar algo.
La pesca, tradición familiar, se enraizó en mi ser. Junto a mi abuelo y mi padre, aprendí los secretos de las olas y del comportamiento de los peces. Ahora, con orgullo, transmito este legado a mi hijo, asegurando que la pasión por el arte de la pesca siga presente en nuestra historia.
A pesar de los caminos profesionales que tracé, el mar siempre permaneció como un faro en mi vida, y fue en la tranquila soledad de mis años de estudio en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde nació mi amor por la creación de señuelos de pesca. Una afición que requería de paciencia y dedicación, mientras forjaba mi camino en el mundo del derecho.
Con el tiempo, esta pasión se entrelazó con mi camino profesional. Participe también en e-commerce relacionados con los artículos de pesca, fusionando así mi vocación y mi afición en un solo lugar.
Hace dos años, la vida me guió a un cambio radical. Decidí abandonar la vida de ciudad y los pesados costos que ello implicaba, para hallar refugio en un pequeño rincón rural al pie del volcán Calbuco, en Puerto Montt., llamado Hornouinco. Aquí, en esta comunidad de apenas veinte amigos, he hallado el espacio para reencontrarme, y en la calma mi pasión ha florecido con libertad y plenitud.
Las tardes me permiten explorar las aguas y escuchar el silencio que habita en los rincones más hermosos. En cada señuelo que cobra vida bajo mis manos, encuentro un pedazo de mi esencia, una conexión con el mar que me vio nacer.
Así, entre hilos de pesca, mi vida se teje con los colores y texturas de esta pasión que ha marcado mi existencia. En el susurro del agua, encuentro la armonía que me da sentido.

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